Ya cayó el premier de Islandia por aparecer en los documentos filtrados sobre empresas off shore, conocidos como ‘Panama Papers’. Macri, reciente presidente argentino, aparece también allí, pero no hay posibilidad de que vaya a renunciar: el enorme escándalo internacional que lo pone en tapas de todo el mundo es disimulado metódicamente en su propio país.
La estrategia del Gran Disimulo Nacional ha encontrado diversas vías: no poner en titulares de primera página el tema, cosa verdaderamente insólita ante la importancia del mismo; ‘disculpar’ al presidente por vía de oficinas supuestamente neutrales que son ocupadas por subordinados de Macri (caso de la denominada Oficina Anticorrupción, y de la AFIP, encargada de la recaudación de impuestos); periodistas amigos -que hoy abundan en la Argentina- dispuestos a hablar de otros temas, decir que una empresa off shore no es ilegal, insistir en que Macri estaba allí ocasionalmente (¿?) y parecidos ‘argumentos’ ad hoc; propiciar un aparatoso operativo policial/judicial/mediático de detención del empresario Lázaro Báez -a quien se sindica como asociado al Gobierno anterior- realizado con la extraña excusa de que “no habría presentado el plan de vuelo” para un viaje en su avión privado (y así contraatacar poniendo toda la TV en este nuevo tema); y siguiendo con otras tácticas similares.
Es cierto; tener una empresa en paraísos fiscales no es -por sí mismo- un delito. Pero, ¿por qué no ponerla en un país donde reinen reglas claras sobre el origen de los fondos, y sobre el pago de impuestos? Las cuentas off shore se establecen con la finalidad de hacer con ellas lo que no es fácil de hacer en condiciones contables y bancarias normales. La aparición del nombre de un presidente allí es un escándalo nada menor, que ningún ruido mediático puede disimular.
Es un presidente que asumió su cargo procesado judicialmente por una causa relativa a escuchas telefónicas ilegales. Ahora no se sabe de su presencia en una sola empresa off shore, pues aparece en dos: Fred Trading Ltd., cerrada en 2009 (es de la que más se ha hablado), y Kagemusha S.A., abierta en 1981, cuando el actual presidente tenía solo 22 años de edad. El día de hoy se ha esparcido el rumor de que podría haber una tercera empresa -no está confirmado-, y ello solo dentro de los límites de lo que en este caso se ha publicitado, relativos a un solo paraíso fiscal.
Se agregan otros miembros del partido de Macri que están apareciendo en directorios de empresas off shore, entre ellos su pariente Jorge Macri, que es intendente; también el actual alcalde de Lanús y colaborador directo del ahora presidente como ministro de Hacienda en la ciudad de Buenos Aires durante 8 años (Néstor Grindetti), el actual encargado de Cultura en el gobierno de la Capital argentina (Darío Lopérfido), y ellos no son los únicos; de modo que el escándalo no parece tener fondo.
No importa: el Gobierno ya logró impedir una citación al presidente para interpelarlo en la Cámara de Diputados. El blindaje mediático, judicial y político es fuerte, y el escarnio internacional se amortigua hacia dentro del propio país echando la culpa de cuanto problema haya -siempre y totalmente- al Gobierno anterior (y vaya si hay tales problemas, con inflación, cesantías y tarifazos); un gobierno previo que jamás aplicó ese tipo de medidas antipopulares ni motivó la posibilidad de tomarlas a futuro de su salida. (O)