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El Telégrafo
Roberto Follari (*)

Ganó Alianza PAIS, pero...

28 de febrero de 2014

Es cierto: un municipio no es un ‘país en chiquito’. Las oposiciones no han ganado una elección legislativa nacional ni una elección para la presidencia. Han ganado las alcaldías más importantes, pero ellas no son lo mismo que el voto para elegir quién gobierne el país. De haber sido una elección para la presidencia, muy probablemente el resultado hubiera favorecido al oficialismo.

También es cierto: son oposiciones diversas. No han ganado los mismos en todas partes. Por tanto, no se pueden sumar sus votos como si fuera una única oposición. Cada una de ellas, contadas por sí solas, están muy por debajo del voto en favor del Gobierno.

También es cierto que no hay derrota de Alianza PAIS. Es la formación más fuerte de Ecuador, aun en esta elección parcialmente adversa. Se está tan acostumbrado a sus triunfos abrumadores, que cuando gana por menor ventaja algunos creen que perdió. Pero ganó la elección, ninguna otra fuerza tiene más alcaldías propias. E incluso es cierto que al Gobierno lo apoyan fuerzas que han ganado en muchos sitios y que no son Alianza PAIS, como sucede con el movimiento Avanza o con el Partido Socialista Frente Grande.

Todo eso es cierto. Pero también lo es que la derecha creció fuertemente, que ganó las alcaldías de las tres ciudades más grandes del país, y que dejó de ser una fuerza electoralmente menor.

Dejemos de lado alguna pretendida izquierda que manifiesta súbita alegría por el retroceso del Gobierno, y celebra tontamente el ascenso conservador; el resentimiento por su propia impotencia electoral los lleva a esas inconsistencias. Acá importan las fuerzas del establishment que pueden -tras años de derrotas- recomponerse electoralmente y hallar nuevamente favor popular a la hora del voto.

En ello cabrá hacer el análisis y las autocríticas desde el Gobierno. Quizá ha sido la política en pro de la explotación minera o las discusiones prescindibles con algunos artistas y publicistas. Quizá que los dirigentes en provincias no siempre están a la altura de los nacionales.

Quizá que las izquierdas miran siempre a lo estructural y no son tan fuertes en el campo vecinal. Lo cierto es que hay un importante desafío para el Gobierno Nacional, que esta vez no ha ganado a todas las oposiciones sumadas, como habitualmente había logrado.

La posibilidad, a partir de ahora, de mantener su hegemonía democrática dependerá de la capacidad para no cerrarse, de la aptitud para promover participación colectiva, de la amplitud de alianzas y representaciones, así como de la búsqueda de que el indiscutible y decisivo liderazgo presidencial se acompañe con liderazgos valiosos en un segundo y tercer nivel de visibilidad pública.

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