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El Telégrafo
*Fernando Falconí Calles

El largo camino hacia la paz

01 de julio de 2016

El 23 de junio de 2016 es ya una fecha histórica para América y, particularmente, para Colombia. En la ciudad de La Habana se firmó el acuerdo de cese al fuego bilateral y definitivo. La guerrilla de las FARC-EP se comprometió a entregar las armas y dejarlas en manos de la ONU, organismo internacional que construirá tres monumentos con ellas. Por su parte, el Gobierno colombiano se comprometió a que los miembros de las FARC-EP puedan reinsertarse a la vida civil y participar en la vida política, con las debidas garantías.  

En 1982, dieciocho años después de la fundación oficial de las FARC, el gobierno de Belisario Betancur plantea un diálogo con la organización armada. El presidente Betancur estaba convencido -y tenía razón- de que la única forma de lograr la paz en Colombia era mediante el diálogo directo entre las partes en conflicto.

No fue tarea fácil porque su antecesor, Julio César Turbay había aplicado el Estatuto de Seguridad rigurosamente. Este documento era un decreto expedido al amparo del estado de sitio, que otorgaba amplias facultades a las Fuerzas Armadas para la represión. El 19 de septiembre de 1982, el presidente Betancur crea una comisión de paz para dar viabilidad a su proyecto. En diciembre de 1982 el Congreso aprobó la Ley de Amnistía que fue sancionada rápidamente por el Ejecutivo. Con la Comisión de Paz trabajando y la ley expedida, la posibilidad de una pronta solución fue creciendo. En aplicación del nuevo marco legal, se abrieron las puertas de las cárceles; salieron guerrilleros y presos políticos que habían sido detenidos por la aplicación del Estatuto de Seguridad.

Este primer intento de pacificar a Colombia mediante el diálogo enfrentó muchas dificultades. En febrero de 1983, por ejemplo, el presidente Betancur solicitó al procurador Carlos Jiménez Gómez un informe sobre el movimiento Muerte a Secuestradores (MAS) que protagonizaba actos de extrema violencia contra organizaciones de izquierda y sectores afines. El Procurador -luego de las investigaciones del caso- entregó el documento en el que aparecieron involucrados 59 miembros de las Fuerzas Armadas. Este hecho dio lugar a que el comisionado de Paz, Otto Morales, renuncie a su misión; en una carta ampliamente difundida, resumía el motivo de su decisión: “Hay numerosos enemigos agazapados de la paz, dentro y fuera del Gobierno”. Ante esta situación, asumió la coordinación de la Comisión John Agudelo Ríos, quien fortaleció la negociación política y logró que el Plan Nacional de Rehabilitación se hiciera presente en las zonas mayormente afectadas por el conflicto armado. Esta nueva dinámica dio como resultado que el 28 de marzo de 1984 en Uribe (Meta), se firmara el primer acuerdo de cese al fuego entre la Comisión de Paz y las FARC. En el documento quedó establecido que a partir del 28 de mayo de 1984, los 27 frentes de la organización guerrillera debían cesar sus actividades bélicas. Primer intento serio por lograr la paz que se vio frustrado por la acción permanente de quienes hacían de la guerra un gran negocio.

Con la firma del cese al fuego bilateral y definitivo, no hay derrotados; solo hay vencedores. (O)

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