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El Telégrafo
Roberto Follari (*)

Afros: visibilizar la negritud

14 de febrero de 2014

La visita de un deportista ha puesto la cuestión étnica en la mira periodística. Lilian Thuram, ya retirado, viene a Ecuador a reivindicar la igualdad de todas las etnias (lo que en otro tiempo solía llamarse ‘razas’), y a sostener con fuerza el lugar de la negritud más allá de ese espacio -el deportivo- que es uno de los pocos en donde sus actores suelen ser reconocidos.

Es en el deporte donde se da la paradoja, y de pronto los olvidados de la historia consiguen un lugar. Para el fútbol, el basquetbol o el atletismo, en sus diferentes modalidades, los negros son buscados, admirados, venerados. Y es allí donde se les hace vestir, a menudo, la camiseta de sus dominadores, donde la relación entre racismo y colonialismo se hace evidente. Es la rara ocasión en que los blancos apelan a los negros como escalera hacia el éxito y/o el negocio. Y ello promueve a futbolistas negros franceses, negros ingleses, negros italianos...

No tanto se le pudo pedir a Thuram, quien -original de la isla de Guadalupe- ha tenido que reconocerse como (una extraña clase de) ciudadano francés. Él no habló, hasta donde sabemos, sobre esa curiosidad que son los franceses negros; pero sí del batallar de los negros en general, de su ser siempre postergados. Lo dijo muy bien: recordó cómo se preguntaba de niño por qué no había grandes científicos, grandes héroes de la historia que fueran de etnias negras. Es muy simple de ver, cuando se llega a adultos: porque la historia la escribieron los blancos.

Se ha avanzado en los tiempos. Existieron Luther King, Nelson Mandela, hay un presidente Obama (al margen del juicio que su gestión nos merezca). No estamos en épocas en que un negro debía levantarse de su asiento en un bus, en Estados Unidos, para dárselo a un blanco, o cuando se practicaba el odioso régimen del apartheid.

Pero es enorme lo que aún falta. Se ha avanzado en Ecuador, y el gobierno de Correa ha planteado programas sociales y educativos para mejorar la situación de la población afrodescendiente. Aun así, se trata de una cuestión que va más allá del Estado, que permea a la sociedad. Hay quien todavía puede creer que la negritud en  Ecuador se limita a la región de Esmeraldas y sus aledaños.

Pero negros, los hay -en mayor o menor medida- en casi todo el territorio nacional. Y en un país donde los indios tienen una presencia y un poder mayores que en cualquier otro país latinoamericano, los negros siguen estando en un plano de escasa visibilidad, y con dificultades de acceso a la satisfacción de sus derechos y demandas.

Bienvenido, entonces, el llamado de Thuram. Desde un lugar popular y masivo como el deporte, se está en condición ideal para posicionar el tema, y trabajar sobre la necesaria conciencia social que nos requiere.

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